El club confía en que el ucraniano haga valer el acuerdo alcanzado y no ceda al cambio de condiciones de sus representantes, que exigen más dinero a los rojiblancos, al Girona y al propio delantero
Pese a que el acuerdo alcanzado hace días por el Atlético con el Girona y con Artem Dovbyk para que el delantero vista de rojiblanco a partir de la próxima temporada puede saltar por los aires después de que sus representantes se hayan descolgado en las últimas horas con un cambio de condiciones en lo pactado, en los despachos del Metropolitano tienen clara su postura: siguen queriendo al Pichichi de la última Liga, lo consideran un gran profesional y confían en su palabra, pero no van a aceptar ningún tipo de 'chantaje' para conseguir su objetivo.
Cabe recordar que, con la operación encauzada para que el ucraniano fichara por el Atlético por alrededor de 35 millones más variables, el inesperado movimiento de los agentes del delantero ha enredado de manera notable el fichaje. La petición de desmesuradas comisiones tanto al club rojiblanco, como al Girona y al propio jugador, los coqueteos con la Roma y unas declaraciones poniendo de duda el proyecto del club del Metropolitano complican ahora que el acuerdo fructifique en el traspaso.
De hecho, aunque en el Atlético no se ha visto alterado su deseo de contratar al futbolista, al que consideran un gran profesional que está totalmente al margen del intento de sus representantes de sacar 'tajada' extra del fichaje, también trasladan una postura firme: no se moverán un milímetro de las condiciones acordadas entre las tres partes.
La pelota, en el tejado del futbolista
Así las cosas, aunque el fichaje está en el aire ahora mismo, en el Atlético confían en que Dovbyk consiga hacer valer tanto su voluntad de jugar la Champions en uno de los grandes de Europa (en la Roma disputaría la Europa League) como, sobre todo, el pacto al que se había llegado hace unos días, cuando el club rojiblanco, el Girona y el propio jugador habían dado su 'ok' a la operación. De ahí que el delantero tenga la pelota en su tejado, por más que sus representantes tensen una cuerda que de romperse le impediría cumplir su deseo de dar un salto de calidad en su carrera.
Fuente:Marca
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